El sistema sigue funcionando, sí, pero cada vez con más dificultad.
La sensación general será clara: se trabaja más, se gana menos y la estabilidad se vuelve frágil.
ECONOMÍA Y VIDA COTIDIANA
Durante 2026 la presión económica se intensifica. Pequeños y medianos empresarios quedan atrapados entre impuestos elevados, costes de energía, alquileres y caída del consumo. Muchos negocios cerrarán; otros sobrevivirán al límite.
El empleo se vuelve más inestable. Aumenta el paro, especialmente entre mayores de 45 años y autónomos. La realidad diaria muestra que trabajar más ya no garantiza vivir mejor. Se instala la sensación de esfuerzo constante sin recompensa real.
Los precios siguen subiendo: alimentos, alquileres, energía y servicios básicos. El crédito se endurece y endeudarse se vuelve un riesgo. La clase media continúa encogiéndose.
MOVIMIENTO DE PERSONAS Y CAMBIO SOCIAL
Empieza a notarse un desplazamiento interno de población. Personas que abandonan grandes ciudades buscando zonas más baratas o con menor presión económica.
Crece la economía informal como mecanismo de supervivencia. No por elección, sino por necesidad. Al mismo tiempo, los controles fiscales se endurecen, generando más tensión entre ciudadanos y administración.
La sensación general es de cansancio, de vivir siempre al límite.
SANIDAD, SEGURIDAD SOCIAL Y JUBILACIONES
El sistema sanitario entra en una fase delicada. Profesionales agotados, huelgas intermitentes, listas de espera más largas y pacientes cada vez más frustrados. La calidad del servicio se resiente y empobrece.
La Seguridad Social se convierte en uno de los grandes focos de preocupación. El envejecimiento de la población y la falta de cotizantes suficientes obligan a replantear el modelo. Se habla de retrasar aun mas jubilaciones, modificar cálculos y fomentar fórmulas mixtas entre pensión y trabajo activo. Hay muchos cambios por llegar y cada año peor .
No se elimina el sistema, pero se transforma. Muchos sentirán que las reglas cambian a mitad del camino y que deberán trabajar más años para cobrar menos.
POLÍTICA Y CLIMA SOCIAL
La distancia entre ciudadanos y gobiernos se agranda. Salen a la luz errores, políticos corruptos , mala gestión y decisiones impopulares. La sensación de que los políticos viven en una realidad distinta, se hace más fuerte.
La política transmite una imagen de desconexión, mientras crece la idea de que las prioridades están puestas en mantener poder y estabilidad institucional, más que en resolver problemas reales.Aumentan las protestas, huelgas y movilizaciones, especialmente en sectores como sanidad, transporte, agricultura y educación. No se trata de estallidos aislados, sino de un malestar sostenido.
CAMPO, CLIMA Y ABASTECIMIENTO
El clima se vuelve más extremo e imprevisible. Sequías en unas zonas, lluvias violentas en otras. El sector agrícola sufre: costes altos, normativas exigentes y pérdidas de producción.
Esto provoca subidas de precios y problemas puntuales de abastecimiento. Nada se derrumba, pero todo se vuelve más frágil y dependiente de factores externos.
TECNOLOGÍA, ENERGÍA Y RIESGOS
La dependencia tecnológica aumenta, mientras crece la sensación de vulnerabilidad. Fallos en sistemas, caídas de servicios digitales y problemas eléctricos generan inquietud. Problemas en aplicativos de bancos.
Se habla también de riesgos naturales mayores: tormentas solares capaces de afectar redes eléctricas y comunicaciones, y actividad sísmica relevante en distintas zonas del planeta con grados 8 en adelante. No como catástrofe inmediata, pero sí como recordatorio de la fragilidad del sistema global.
ESCENARIO INTERNACIONAL
No se percibe una gran guerra mundial, pero sí un aumento de tensiones entre países. Conflictos prolongados, acuerdos frágiles, presión económica y movimientos estratégicos constantes. El mundo entra en una etapa de reajuste más que de expansión. Reuniones de G20 para controlar mas la población
MENSAJE FINAL
